El Día de todos los Santos es una celebración que tiene lugar el 1 de noviembre y que rinde homenaje a las personas que murieron y que ya no están con nosotros. En esta fecha es costumbre llevar flores al cementerio como símbolo de recuerdo y nostalgia. Una tradición que, aunque hubo unos años en que empezó a descender, actualmente ha resurgido con más fuerza. De hecho, si hace uns años era normal que algunos compraran flores sueltas, hoy casi nadie lo hace, y se apuesta por arreglos florales más elaborados.
Las flores que suelen incluirse en los arreglos florales para el Día de Todos los Santos suelen ser muy resistentes y duraderas, de modo que permanezcan frescas todo el tiempo que sea posible en la tumba, ya que no podrán regarse. En este sentido, algunas de las más habituales son los crisantemos, los gladiolos, los claveles, los lirios y las hojas de camelia. Y, entre los crisantemos, las anastasias suelen ser las más elegids, ya que pueden llegar a durar perfectas hasta 10 días. Pero además, los hay también más nostálgicos que se decantan por las flores y los colores preferidos de sus seres queridos cuando vivían. Para complementar los arreglos se suelen usar paniculata, helecho y eucalipto, por ejemplo.