Una novia sin vestido es como una boda sin flores… falta “algo”, la sensación no es la misma…
Tradicionalmente las flores han sido parte del ritual del matrimonio no solo en nuestra cultura, sino que son costumbres ancestrales desde el origen de la especie humana por su carga simbólica de pureza, fecundidad y femineidad…
Luego, ya en el sigo 21, cuando decides casarte y poner en marcha una cuenta regresiva que solo llegará a cero cuando se vaya el último de los invitados, entre las múltiples tareas a que te obliga amorosamente tu boda es a escoger las flores que adornaran tanto la ceremonia, ya sea civil o religiosa, como el banquete, o aquellas con las que sorprender a alguno de tus invitados con un inesperado regalo: un bonito ramo de flores, y qué decir del ramo de la novia… ese que dará que hablar y que se convertirá en símbolo inolvidable del momento que dejas atrás, tu vida de soltera…