Como ya sabrás, Sant Jordi es el patrón de Cataluña, cuya festividad tiene lugar cada 23 de abril en Cataluña. Este día es tradición que los hombres regalen una rosa a las mujeres y que las mujeres regalen un libro. Por este motivo, muchos suelen decir que el Día de Sant Jordi es el Día de los Enamorados de los catalanes, ya que las parejas se hacen regalos para demostrarse su amor. Sin embargo, en la actualidad, se trata de una costumbre tan generalizada que ya no solamente los enamorados se hacen regalos, sino que también se hacen regalos a los amigos y familiares. Así pues, cada 23 de abril las calles de Cataluña se llenan de flores y libros y todos pasean en busca de la rosa y el libro que compran ese mismo día.
La costumbre de regalar un libro es por el hecho de que este día sea el aniversario de la muerte de Shakespeare y Cervantes. Por eso, este día también celebramos el Día Internacional del Libro. las mujeres llevan regalando libros desde los años 20 del siglo pasado, cuando el escritor valenciano Vicent Clavel i Andrés, director de la editorial Cervantes, decidió organizar una fiesta para impulsar la lectura en la región. La fecha elegida fue el 7 de octubre. Dos años después, los comerciantes de libros montaron puestos en la calle durante la Exposición Internacional de Barcelona. Un hecho que gozó de gran acogida entre los barceloneses y supuso un importante impulso para la producción editorial de la zona, pero que finalmente se pasaría al 23 de abril. Pero, ¿de dónde viene la tradición de regalar una rosa en Sant Jordi?
La leyenda de Sant Jordi
Muchas son las historias que se cuentan sobre Sant Jordi. La historia nos habla sobre un militar romano nacido en Capadocia (actual Turquía) que, en el siglo III, se negó a acatar la orden del César de perseguir a los cristianos. Por esta razón, sería torturado y decapitado el 23 de abril del año 303. Esta historia iría ganando fama y contándose de generación en generación, experimentando su mayor esplendor durante la Edad Media, cuando era venerado en muchas guerras y cruzadas por ser el Patrón de los Caballeros. De ahí, que este personaje adquiriera fama en todo el mundo.
En los tiempos de la Corona de Aragón, Sant Jordi se convertiría en en el Patrón de Aragón y Cataluña. Pero es en esta última donde más peso ha tenido siempre, pues sabemos que se celebra desde el siglo XV. Fue en 1667 cuando el papa Clemente IX, haría oficial el 23 de abril como festividad en Cataluña.
Pero a lo largo de la historia, la figura de Sant Jordi también ha estado impregnada de elementos legendarios. Se dice que en tiempos remotos la población de Montblanc se encontraba atemorizada por la presencia de un dragón en los alrededores. Para mantenerlo lejos, los habitantes de la villa empezaron a darle de comer animales pero, cuando estos se terminaron, se vieron obligados a sacrificarse entre ellos mismos. Metieron todos los nombres de los hombres del pueblo en un recipiente y cada día se sacaba uno para decidir quién sería sacrificado al día siguiente.
En una ocasión salió elegida la princesa y, pese a sus súplicas, acabaría siendo llevada hasta su destino. Sorprendentemente, cuando el dragón iba a darle muerte, surgió del bosque un caballero a lomos de un caballo que lucharía contra el dragón y conseguiría herirlo gravemente. El dragón se sometió al caballero que lo ató del cuello al cinturón de la princesa. De esta forma, la princesa lo llevaría atado hasta las puertas de la ciudad. Allí, mientras todos observaban atónitos, el caballero le daría muerte y de su sangre crecería un rosal. San Jordi, que asís e llamaba el caballero, cortaría entonces la rosa más bonita para dársela a la princesa.
Esta leyenda es común a toda Europa y muchos países como Grecia, Portugal o Inglaterra también han tomado como propia. De hecho en este último es patrón. Aunque es en los países del sur de Europa, especialmente en España, donde se celebra con mayor intensidad. Siendo Cataluña la zona en la que se encuentra más arraigada.
Aunque el origen de por qué es costumbre regalar una rosa de Sant Jordi se hace evidente en esta historia, lo cierto es que se trata de una leyenda, por lo que el origen real no está del todo claro. Hay escritos que hablan sobre una feria de rosas que se celebraba durante esta festividad en el siglo XV. Pero además, ya en tiempos de la Diputación General en Cataluña se celebraba una misa en la capilla del Palacio de la Generalitat a la que acudían las familias nobles y personalidades importantes de la religión y la política. Las mujeres que acudían a esta misa recibían una rosa, como alusión a la feria de rosas que se celebraba durante la Edad Media.
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